dimanche 6 avril 2014

el ramo azul



[...] Sopló un poco de viento. Respiré el aire de los tamarindos. Vibraba la noche, llena de hojas e insectos. Los grillos vivaqueaban entre las hierbas altas. Alcé la cara: arriba también habían establecido campamento las estrellas. [...]


                                               El ramo azul de Octavio Paz


  Octavio Paz fue un poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano, Premio Nobel de Literatura en 1990, cuya peculiaridad reside en querer devolver a la palabra su naturaleza mágica, empleando el sentido del pensamiento y la musicalidad del idioma.

  Su novela Arenas movedizas, publicada en 1949, se compone de 10 cuentos cortos, cuyo rasgo común podría ser el cambio en el Hombre ; todo lo que nos rodea es este constante movimiento entre situaciones adversas y fáciles.  De ahí el título « movedizas ».

  "El ramo azul" es uno de esos cuentos. Se trata de un relato mágico y ligeramente incoherente, que se desarrolla en un pueblo rural.

  Hace calor, es de noche, todo parece tranquilo y cada detalle de la descripción nos sumerge en un lugar de aspecto idílico donde sentarse a reflexionar (lo que hace el narrador). Podríamos encontrarnos en un sueño, hasta que, en esa oscuridad, surgen sombras de alguien que lo persigue. El narrador se preocupa pero ya es demasiado tarde y el machete amenaza con atravesar su espalda. Lo que ocurre a continuación es de lo más surrealista. El narrador entablará una negociación con su agresor y tratará de demostrarle con malicia que sus ojos no son azules sino amarillos...

  La frase que más nos llama la atención es « Es un capricho de mi novia. Quiere un ramito de ojos azules y por aquí hay pocos que los tengan ».
El agresor no quiere dinero de la victima, sino sus ojos, pero tal vez haya interpretado mal los deseos de su novia. Puede que ella hiciera referencia a un tipo de flor de ese nombre, o tal vez fuera una metáfora que simbolizaría la sinceridad, la transparencia del alma (por el color azul, que nos parece puro y nos recuerda el agua)..

    Se trata de un relato que nos cautiva, no sólo por su extensión, que puede ser un atractivo para algunos, sino por su ambigüedad de sentido. No sabemos bien si se trata de un juego de metáforas o si debemos tomarnoslo al pie de la letra. Además, la mayoria de nosotros guarda en su memoria algún pueblo en el que se veraneaba, con lo que nos es fácil transportarnos al decorado que el autor nos propone, identificandonos aún más con ese sueño que se nos esfuma con la agresión de carácter tan sorprendente, y cuyo desenlace nos parece improbable.

  Una mezcla de sentimientos que oscillan entre la nostalgia, la magia, la angustia y la incomprensión, que Octavio Paz ha sabido retransmitir con gran maestría y en total acorde con su estilo. Un cuento que nos deja un maravilloso sabor agridulce, y del cual no dudaremos en repetir.



Segura Agathe

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