[...] Sopló un poco de viento. Respiré el aire de los tamarindos. Vibraba la noche, llena de hojas e insectos. Los grillos vivaqueaban entre las hierbas altas. Alcé la cara: arriba también habían establecido campamento las estrellas. [...]
El ramo azul de Octavio Paz
Octavio
Paz fue un poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano, Premio Nobel de
Literatura en 1990, cuya peculiaridad reside en querer devolver a la palabra su
naturaleza mágica,
empleando el sentido del pensamiento y la musicalidad del idioma.
Su
novela Arenas movedizas, publicada en 1949, se compone de 10 cuentos
cortos, cuyo rasgo común podría ser el cambio en el Hombre ; todo lo que nos rodea es este
constante movimiento entre situaciones adversas y fáciles. De ahí el título « movedizas ».
"El
ramo azul" es uno de esos cuentos. Se trata de un relato mágico y ligeramente incoherente, que se
desarrolla en un pueblo rural.
Hace calor, es
de noche, todo parece tranquilo y cada detalle de la descripción nos sumerge en
un lugar de aspecto idílico donde sentarse a reflexionar (lo que hace el
narrador). Podríamos encontrarnos en un sueño, hasta que, en esa oscuridad,
surgen sombras de alguien que lo persigue. El narrador se preocupa pero ya es
demasiado tarde y el machete amenaza con atravesar su espalda. Lo que ocurre a
continuación es de lo más surrealista. El narrador entablará una negociación con su agresor y tratará de demostrarle con malicia que sus ojos no
son azules sino amarillos...
La frase que más nos llama la atención es « Es un capricho de mi novia. Quiere un
ramito de ojos azules y por aquí hay pocos que los tengan ».
El agresor no quiere dinero de la victima, sino sus ojos,
pero tal vez haya interpretado mal los deseos de su novia. Puede que ella
hiciera referencia a un tipo de flor de ese nombre, o tal vez fuera una metáfora que simbolizaría la sinceridad, la transparencia del alma (por el color
azul, que nos parece puro y nos recuerda el agua)..
Se trata de un relato que nos cautiva, no sólo por su extensión, que
puede ser un atractivo para algunos, sino por su ambigüedad de sentido. No
sabemos bien si se trata de un juego de metáforas o si debemos tomarnoslo al pie de la letra. Además,
la mayoria de nosotros guarda en su memoria algún pueblo en el que se veraneaba, con lo que
nos es fácil
transportarnos al decorado que el autor nos propone, identificandonos aún más con ese sueño que se nos esfuma con la agresión de carácter
tan sorprendente, y cuyo desenlace nos parece improbable.
Una mezcla de sentimientos que oscillan
entre la nostalgia, la magia, la angustia y la incomprensión, que Octavio Paz
ha sabido retransmitir con gran maestría y en total acorde con su estilo. Un
cuento que nos deja un maravilloso sabor agridulce, y del cual no dudaremos en
repetir.
Segura Agathe